miércoles, 15 de octubre de 2014

Curación mediante el sonido


¿A que suena bien? Y es que el ser humano creó y necesitó la música desde sus orígenes, y no sólo por su belleza o su carácter lúdico, sino además por su poder curativo.


Sabemos con toda certeza que todo el universo está formado por átomos. Cada átomo está formado por un núcleo (neutrones y protones) y un electrón o electrones que giran a gran velocidad a su alrededor.
El giro de los electrones origina un compás (o cadencia) que crea una onda, onda que es posible distinguir mediante nuestra percepción humana como forma o materia. Siempre que coexisten cadencia, onda y forma, se produce Sonido.
Por lo que absolutamente todo el universo está formado por sonido, incluidos los seres humanos, y esta es quizá la razón por la que el ser humano utiliza y necesita la música desde sus orígenes.
Todas las culturas han usado la música para comunicarse, divertirse, soñar, meditar… porque cualquier situación es diferente si tiene música. Y lo que es más importante, es significativo que en partes muy diferentes del mundo, en casi todas las culturas, se ha utilizado siempre la música para curar, algo que hoy día se está estudiando con detenimiento.
Uno de los recursos de sanación por medio del sonido conocidos es la antigua técnica del canto de armónicos. Se trata de una técnica mediante la cual una sola persona canta dos, tres y hasta cuatro sonidos simultáneos.
Sus orígenes se reparten por todo el globo: desde Asia central, donde ha sido practicado desde hace siglos por chamanes de Mongolia y Tuva, a Sudáfrica, donde lo practican las mujeres xhosa, y el Tíbet, donde sólo lo emplean los lamas.
Los armónicos fueron descubiertos primero en Occidente por Pitágoras hace más de dos mil años. Encontró, después de estudiar el monocordio, que todos los sonidos estaban compuestos de vibraciones o frecuencias múltiples y no sólo de una, como nuestros oídos generalmente perciben.

Los instrumentos acústicos como el didjeridu, los cuencos cantores tibetanos, gongs, monocordio y
tampura, operarán del mismo modo
que lo hace la voz, pues todos ellos poseen armónicos audibles.

La voz humana es el más rico instrumento musical en los armónicos, debido a nuestra capacidad para hacer el más minúsculo de los ajustes posible, afinando así la voz más allá de la capacidad de la mayoría de los instrumentos musicales.
Al utilizar el cráneo, los conductos nasales, la faringe, el pecho, el abdomen, y el diafragma, así como todas las partes de la boca: lengua, labios, paladar, mandíbula… el cantante canaliza el sonido de forma diferente.

El sonido de los armónicos ayuda a equilibrar los dos hemisferios del cerebro, pues implica tanto a la parte lógica (izquierdo), debido a las proporciones matemáticamente precisas de la escala de armónicos, como al derecho, creativo e intuitivo a través de la expresión musical.
Las terapias del sonido se basan en todos estos conceptos, haciendo al paciente oír y crear sonidos. Y lo mejor de todo es que no se necesita haber estudiado música para beneficiarse de esta terapia, es apta para cualquier persona.
Beneficios:
  • Alivia el estrés y la ansiedad
  • Mejora la concentración
  • Mejora la creatividad
  • Equilibra los hemisferios cerebrales
  • Restablece el equilibrio del sistema
    endocrino mediante la vibración
    de la glándula hipófisis o pituitaria
  • Alivia la sinusitis y los dolores de cabeza
  • Estimula la actividad de las ondas
    alfa o meditación profunda
¿A que suena muy pero que muy bien?
Ahora sólo déjate llevar por el sonido…

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